La solicitud de el presidente de la Alianza Global de Abogados del Caso Madoff y presidente del bufete Cremades & Calvo-Sotelo, Javier Cremades, de crear una corte financiera internacional similar a la corte penal internacional es una sugerencia que los países miembros del G20 deberían tomar en cuenta.
En su alegato, Cremedes sostiene que esta medida “responde a la responsabilidad de los líderes mundiales de adoptar y liderar las medidas que deben conducir a la creación de un marco de seguridad jurídica internacional, transparencia, y confianza en el mercado”.
Veamoslo, si bien se trata de un delito cuyos afectados se hallan esparcidos por el mundo entero y las cantidades de dinero y los personajes involucrados bastan para dañar seriamente los basamentos de la confianza del sistema financiero.
Pero vayámonos más allá del caso Madoff, una de las causas de la actual crisis ha sido la carencia de una organización financiera internacional lo suficientemente fuerte para tomar el rol de regulación que los estados nacionales, ya no pueden o no quieren asumir.
Retomando las declaraciones de Cremades “las dimensiones de un fraude como el de Madoff, la extensión geográfica, la cuantía y el número de afectados convierte en una necesidad la articulación de instituciones como una Corte Financiera Internacional, con competencia para conocer de las conductas lesivas de los derechos establecidos en la Declaración y facultades homogéneas de supervisión, inspección y sanción directamente aplicables”.
¿Cuánto no habríamos evitado de existir una institucionalidad analogía en el mundo de las finanzas a la corte penal internacional? El precedente de los Juicios de Núremberg, no disuade a cierto tipo de criminales de continuar organizando sus matanzas bajo la protección de sus estados, pero en algo ayuda la posibilidad de llevarlos ante la corte y encararlos por sus acciones.
El mundo de las altas finanzas por otro lado y pese a la vastedad de las responsabilidades que asumen de quienes depende el buen manejo del dinero de los estados y particulares, no conlleva responsabilidades similares, parafraseando a Vito Corleone, un financista puede robar a más gente con sus calculadoras que un ladrón con su pistola y todo ello sin asumir ninguna responsabilidad y hasta con un bono por “buen rendimiento”.
En los diferentes espacios, los países del G20 y el G7 ha expresado a través de sus voceros el interés por la creación de una nueva institucionalidad que permita un control razonable de los flujos financieros internacionales. Acoger la propuesta de creación de un tribunal financiero internacional seria un buen primer paso en ese sentido.
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Imagen: freshwater2006/Flickr
Originally posted 2009-03-09 20:24:19.