No analizamos la vida del cantante, su música y actuaciones quedarán vivas para siempre y en la memoria de sus fervientes seguidores.
Analizamos el hecho, la muerte de todo un personaje mediático icono del esplendor de las economías, finales de los 70 y los 80 años de gloria y glamour.
Con la muerte de Michael Jackson se desata todo un sentimiento de “final” que es difícil de explicar.
Un gigante caído, sumido en las drogas los medicamentos con la obsesión que le atormentaba desde la infancia, ser diferente, ser más.
Un gigante cuya vida fue el eje de la admiración y el seguimiento obnubilados de todo su club de fans y cuya muerte se convierte en la caída épica de un gigante y el nacimiento inmediato de una leyenda.
Deudas de miles de millones de euros, bancarrota, quiebra y desolación acompañan al cantante en su último viaje.
Al más puro estilo de los gigantes económicos caídos, los que caerán, Jackson deja el mundo enseñándonos que la ambición extrema, la obsesión total por lograr un fin, terminan irremediablemente en destrucción.
Con la muerte de Michael Jackson el mundo se da cuenta que una época acabó. Jackson se convertirá en una de las piedras angulares de este cambio de ciclo al que nos enfrentamos.
Los sistemas, los íconos, los “famosos”, las sociedades, las bases de las economías, los centros de poder… todo forma parte ya del pasado, cumplieron su ciclo y se convirtieron en historia, en leyenda.
Y es el momento de aventurarnos a esta nueva etapa en la que la transición va a ser muy dura pero que si tenemos presentes los errores del pasado y sobre todo aceptamos de forma total y fehaciente que el pasado ya es pasado, podremos dar paso a un ciclo próspero , con nuevos sistemas productivos, economías autosustentables, reparto de recursos, trueque, conviencia positiva y, por supuesto, con nuevas “leyendas”
Originally posted 2009-06-27 15:48:28.